viernes, 1 de enero de 2016

Aguardiente - Jorge Boccanera




Ella estampa su boca en un papel y cierra
lo que queda del día
Duerme plácidamente, la cabeza apoyada en un cactus
en la misma ciudad donde pido socorro.
Ella apoya la sangre en palabras no dichas.
Abandona su boca en el papel, rostros que se destiñen
en su lengua, vidrios del aguardiente, gente de no fiar.
Recorren la ciudad esos papeles, flotan sobre los
altos edificios.
Yo soy el distraído, el que vive sin ver
explosiones nucleares debajo de la tierra.

Ella puede llevarme de la boca, tatuarme un cuento
antiguo, golpear el aire con una breve ola de rouge.

Sabe que puede bailar en un susurro
y darme entre los ojos con los ojos cerrados.



poema del libro Bestias en un hotel de paso

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